GITEP distinguió a las granjas argentinas con mejores indicadores productivos, según la escala.
El Grupo de Intercambio Tecnológico de Explotaciones Porcinas (GITEP) premió a las granjas porcinas que tuvieron el mejor sistema de producción de carne de cerdo durante el período 2017-2018.
La Mejor granja en el rango de 0 a 1.000 madres fue para la granja Saraelal. La mejor granja en el rango de 1.000 a 2.000 madres fue para Uniporc. Y la mejor granja en el rango de más de 2.000 madres lo obtuvo Cabaña Argentina.
El objetivo de esta premiación es dar a conocer y compartir los resultados obtenidos, aplicando el intercambio del trabajo en grupo, de elevar el autoconcepto, promoviendo la capacitación para aumentar la producción, eficiencia, rentabilidad, y lograr de esta forma que se multiplique para el desarrollo del país.
Los indicadores evaluados son: Tasa de parición; nacidos totales promedio; nacidos vivos promedio; destetados por hembra parida promedio; Kilos de lechones destetados por hembra productiva por año; mortandad en Sitio 2 + Sitio 3 (o destete venta); GMD en Sitio 2 + Sitio 3 (o destete venta); conversión alimenticia en Sitio 2 + Sitio 3 (o destete venta); cerdos vendidos por hembra productiva por año; GMD de nacimiento a venta y kilos vendidos por hembra productiva por año.
La producción porcina fue durante la década del 80, una de las actividades agropecuarias que se desarrollaba con períodos económicos cíclicos, pero dentro de una estructura macroeconómica cerrada. Por lo tanto, los vaivenes de la economía se compensaban dentro de la producción y competencia interna.
En el inicio de la década del 90, con el cambio del modelo económico, establecida la convertibilidad y la apertura que el modelo permitía, colocó al productor de porcinos argentino, no solamente en una gran desventaja con respecto a los precios relativos, sino que también hasta ese momento no tenía acceso a tecnologías (producción, genética, sanidad, alimentación, instalaciones, calidad de carne, etc.), que le permitiera producir, para competir en calidad y costo, con la carne que ofrecía el mercado internacional.
Ante este nuevo escenario, era imprescindible la reconversión de la producción y fundamentalmente un cambio de actitud, que rápidamente permitiera recuperar las desventajas y ser eficientes y competitivos. Por esta necesidad, surgió la idea de formar un grupo, que por medio del intercambio y del esfuerzo mancomunado, permitiera continuar con la producción porcina.
Fuente: Clarín
Foto: Gentileza Carlos De La Torre